Celebrando el Inti Raymi: Honrando la Tradición a Través de Voces Jóvenes
- Francesca Servalli
- 6 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 30 jul
Cada año, el 24 de junio, la ciudad del Cusco se transforma en un tapiz viviente de color, música y orgullo ancestral. El Inti Raymi, o Fiesta del Sol, es mucho más que una recreación de rituales incas: es un poderoso acto de preservación cultural y celebración.
Este año, varios/as jóvenes de Amantaní participaron en las festividades, bailando por las calles y honrando las tradiciones transmitidas de generación en generación. Para ellos, participar en el Inti Raymi no se trata solo de recordar el pasado—se trata de reclamarlo, vivirlo y llevarlo con orgullo hacia el futuro.
Y este mes, mientras reflexionamos sobre el valor de las raíces, la visibilidad y la tradición, nos llena de orgullo compartir un momento histórico para la comunidad de Amantaní: Héctor Raúl, un joven de Cusibamba y ex-becado del programa, se ha incorporado oficialmente a nuestro equipo como tutor. Es la primera vez que uno de nuestros propios egresados se suma al equipo de Amantaní en Cusco—un hito que dice mucho sobre lo lejos que pueden llegar nuestros/as jóvenes cuando se les da una verdadera oportunidad.
“Me siento muy agradecido y emocionado por esta nueva etapa,” nos cuenta Héctor. “Estar en Amantaní, ahora como tutor, tiene un significado muy especial para mí, porque alguna vez estuve del otro lado como becado. Hoy tengo la oportunidad de acompañar a jóvenes como yo, y eso me llena de esperanza y compromiso.”
Cuando le preguntamos qué es lo que más le emociona de este nuevo reto, Héctor responde: “Lo que más me emociona es acompañar a los jóvenes desde mi propia experiencia, compartir con ellos que, al igual que yo, también pueden lograr lo que se proponen si tienen apoyo, confianza y no se rinden. Verlos crecer me llena de esperanza.”
Contratar a Héctor ha sido una decisión basada tanto en el mérito como en lo que representa Amantaní hoy. Fue el candidato más fuerte, y seleccionarlo también fue reconocer el valor de su experiencia vivida.
Héctor habla quechua, nació y creció en Cusibamba (Ccorca), y ahora regresa como profesional para acompañar a otros/as jóvenes en sus propios caminos—trayendo consigo la profundidad de todo lo que ha vivido y aprendido.
Héctor representa algo en lo que creemos profundamente: la voz de los jóvenes, la voz de comunidades como Ccorca. Aporta perspectiva, dignidad y justicia social al trabajo cotidiano de tutoría. Y eso lo convierte en una parte sumamente valiosa de nuestro equipo.
Esto es más que una nueva contratación—es un símbolo de impacto, continuidad y esperanza. Y no podríamos estar más orgullosos.

















