El idioma es una de las áreas que muestra la gran diversidad del país. Actualmente, existen 48 lenguas originarias registradas en el Perú. A pesar de que solo 4 de ellas son andinas, el Ministerio de Educación indica que el quechua, la más popular, predomina en 15 de los 17 departamentos del Perú.
A pesar del alcance y la importancia del quechua en el país, lamentablemente este viene acompañado de muchos prejuicios que vinculan a las personas quechua hablantes con cualidades denigrantes. Para conocer más al respecto, y con la intención de desmitificar las creencias alrededor de este idioma, conversamos con Tania, Patrick y Marleny, actuales integrantes del equipo de Amantaní que también hablan quechua de forma fluida.
“Mis papás no querían que yo hable quechua, porque podíamos sufrir discriminación,” comenta Patrick, Tutor Psicosocial de nuestro Programa de Becados. “Usualmente, se asume que una persona quechua hablante es ignorante, o cochina o que ‘no sabe pensar’,” continúa Patrick. La situación de Tania, actual Gerenta de Cusco y Directora de Meet My World fue similar, ya que ella también aprendió Quechua a pesar de que su familia le sugirió que no lo hiciera. “Mi abuela, quien sí era quechua hablante de nacimiento, tuvo que aprender Castellano para comunicarse con su nieta,” comenta. “En muchas familias, el idioma quechua no es valorado ni considerado como prioritario.” Sin embargo, en algunas familias la historia fue distinta. Tal es el caso de Marleny, nuestra Coordinadora de Estudios: “Yo no sabría decir cuál es mi idioma principal, porque aprendí el castellano y el quechua casi al mismo tiempo,” comenta riéndose.
En la actualidad, Tania, Marleny y Patrick utilizan el idioma quechua tanto dentro como fuera del ámbito laboral. A pesar de que lo hablan con orgullo, este no ha siempre sido el caso para los/as jóvenes de nuestro Programa de Becados, quienes son principalmente Quechua-hablantes. “Al principio, pasaba mucho con los/as jóvenes del Programa de Becados que cuando una persona Angloparlante del equipo hablaba en castellano, todos se reían con ella. Pero si un/a joven quechua hablante hablaba en Castellano y se notaba que no era su lengua materna, se reían de él o de ella,” comenta Tania. A lo largo del tiempo, a través de talleres de desarrollo personal, charlas y reuniones lideradas por los/as tutores/as, se han ido realizando una serie de trabajos que han tenido como resultado a muchos/as de ellos/as se hayan reconectado con sus orígenes y su cultura desde una posición de orgullo, en vez de vergüenza.
Por el momento, si bien gran parte de las personas Cusqueñas hablan quechua, esto no se ve reflejado en la región. “Nuestra ciudad no está preparada para atender a personas netamente quechua hablantes. A veces las mamás (de los/as jóvenes del Programa de Becados) nos comentan que vienen a la ciudad del Cusco para ir al banco o para hacer gestiones de otra índole y se regresan a sus comunidades, muy frustradas,” comenta Marleny. Hoy en día, no es una sorpresa que en una ciudad en la que el turismo es una de las industrias más rentables, en la plaza se escuche más Inglés que Quechua. Tampoco es una sorpresa que las nuevas generaciones vayan a estar más motivadas a hablar un idioma extranjero que explorar el Quechua.
Al conversar acerca del futuro del quechua, los tres integrantes del equipo coincidieron en que es incierto. Desde un punto de vista académico, si bien en Cusco actualmente hay instituciones educativas que están ofreciendo carreras nuevas como Educación Intercultural Bilingüe, e incluso muchas carreras generales también tienen cursos en quechua como requisito para graduación, es inevitable que conforme las nuevas generaciones tengan más acceso a la educación, irán utilizando más el castellano y en menor cantidad, el quechua. “Por lo pronto, lo único que podemos hacer es seguir enseñando quechua e intentar mantenerlo vivo mientras nosotros también estemos vivos,” comenta Patrick. A lo que Tania agrega: “Es un trabajo que no solo se tiene que hacer con los/as hijos/as, sino también con los papás y mamás. No le digas a tu hijo/a que no hable quechua. Dile que sí. Y luego, ese/a hijo/a puede continuar aprendiendo muchos idiomas más,” sugiere.
Teniendo en mente la importancia de compartir este hermoso idioma, al terminar la reunión, cada uno compartió una de sus palabras favoritas:
Tania: “‘Tupananchiskama,’ que significa: ‘Hasta que nos volvamos a encontrar’. Como en el idioma quechua no existen las despedidas, esta frase es como hacer un pacto o promesa acerca de un próximo reencuentro.”
Marleny: “‘Hakuchu’ que significa ‘vamos’. Siempre lo digo, incluso en el trabajo.”
Patrick: “’Yanay’ que se refiere a la pareja, o a la persona que te acompaña. Es una expresión de cariño y se usa tanto para hombres como para mujeres, porque en el quechua no hay distinción de género en las palabras.”
Tras esta conversación, nos despedimos con la esperanza de poder seguir compartiendo este hermoso idioma y ver al Quechua convertirse en una fuente de orgullo para todos/as los/as peruanos/as.